lunes, 31 de octubre de 2011

Ley de la acción recíproca


Diego Guillen Calderón

El entusiasmo magnetiza de tal forma nuestros pensamientos, que no hay manera de detener la avalancha enloquecedora de positivismo que rodea al pensador entusiasta.
Es tal la fuerza de un pensamiento entusiasta, que logra contagiar hasta el mas frió y escéptico individuo, arrastrándolo de un polo a otro en su forma de observar la vida.
                                           Contempla  tu sueño, ¡mímalo!

¡Embriaguémonos con tus objetivos!, nunca te arrepentirás del electrizante poder del entusiasmo en tu vida y en tus metas, porque quienes están dispuestos a conseguir lo que desean, saben que se requiere mucha fuerza de voluntad para seguir caminando, mientras otros se detienen a descansar y divertirse. Cuando te sientas cansado, contempla los pasos que te han permitido cambiar y date un espacio para tomar aire, después sigue adelante.
           El camino del éxito no está hecho para los débiles ni para los indiferentes, mucho menos para aquellos que siempre buscan pretextos para justificar su falta de valor al enfrentarse a la vida; ese es un camino de baja velocidad, pero de movimiento permanente, recuerda el viejo refrán: “es mejor paso que dure y no trote que canse”.
           Ello sería atentar contra las leyes de la naturaleza y tú sabes que toda causa tiene un efecto y toda acción una reacción, palabras marcadas en la famosa ley de la acción recíproca de la dialéctica. Siendo así, es tiempo de crear mejores causas para cosechar mejores efectos. La oportunidad está latente en cualquier parte del mundo donde te encuentres, siempre que estés preparado y dispuesto a efectuar el esfuerzo de modificar tus hábitos y pensamientos.
           La etapa actual no es mejor ni peor que otras épocas de la humanidad, cada una ha tenido su encanto y sus virtudes, su florecimiento y su decrepitud; porque todo en la vida es un concepto cíclico como establece Empédocles; marcado perfectamente por las leyes del péndulo y el ritmo que nos dice que todo sube y baja, todo va y regresa; pero ahora nosotros estamos aprendiendo a chocarnos justo en el equilibrio mediante la magia del pensar positivo y con ello evitamos las alturas que nos hacen perder el piso y las depresiones que enferman a la sociedad.
           Ahora tenemos la herramienta necesaria, para ser la luz que ilumina el camino e invite a otros a seguir la forma de enfrentar nuestros compromisos.
           Nada en los extremos ha cambiado; la sociedad sigue en la loca carrera engullendo temores y dolor, castigándose así misma, encadenada por si a la ignorancia una rueda de la tortura, que la hace girar hasta marearse sin encontrar una razón que justifique su dolor.
           Por ello enseña a todo el que se cruce en tu camino a descubrirse en su verdadera realidad, en ese logos de Heráclito.  Que tus actos sean la voz más alta y en cuenta de un hombre distinto, de un ser humano íntegro, que sabe lo que quiere, como lo quiere y cuando lo quiere; que no se encuentre tambaleándose en la cuerda floja del Circo.
           Tú sabes como emplear esa carga adicional de energía que requiere para superar los obstáculos, tienes cien trillones de posibilidades en tu interior, eres poderoso para levantar el vuelo del águila y desde las alturas del pensamiento ordenado y positivo, observar el maravilloso  y patético mundo para entenderlo y ayudarlo.
          
Sé generoso con los débiles y tiende la mano a quienes igual que tu empiecen a construir su sueño y requieran de un apoyo para descubrirse como criaturas perfectas. 

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