lunes, 31 de octubre de 2011

Sones filosóficos


“Y el pasado conquista nueva fama”
Silvio Rodríguez

Cisneros García Mariana

Se apagan las luces y las voces del fervor comienzan a ser sólo un fino silencio ante la tercera llamada ya que los espectadores están conmocionados ante la espera, que se hace ansiosa de lo que en su momento resultaría ser una exquisita presentación de danza, ese maravilloso tercer arte clásico.
                La sala Miguel Covarrubias luce tan elegante ante las botargas repletas de admiradores del arte, que aprecian tal, como una importante expresión filosófica. Esas hermosas columnas que en el escudo de Aquiles sostienen la bóveda de estrellas denominada cielo, en la sala sostienen la cubierta del escenario, el cual en determinado momento quedará al descubierto. Bien, es entonces este momento, ese momento en que quedaría el escenario al descubierto y salen los bailarines danzando, expresando un sin fin de emociones así como transmitiendo sentimientos instantáneos, tan poco duraderos, pero tan intensos justo como las llamas que consumieron la Biblioteca de Alejandría y apagaron la saciedad del conocimiento.
                Decía, los bailarines expresan tanto, por medio de gestos faciales así como corporales, toda una gama de sensaciones que nos permiten situarnos en una época ante determinadas circunstancias hechas a la medida de un tiempo, reteniendo un fondo histórico que siempre termina en un profundo sentido relativo a la historia -fascinante aspecto para los apasionados en el materialismo histórico-. Tal y como la pieza nos está mostrando la estructura en como se encontraba constituido el mercado de Tlatelolco en la época de la conquista, sino me equivoco. Y es que presenciar este tipo de interpretaciones en donde se determina que dicho era una dinámica ciudad comercial, cuyo mercado era el primer centro de intercambio correspondiente al área, en el cual arribaron toda clase de productos y mercancías; resulta fructífero así como cautivador.
                Pero ¿qué relación tiene esta danza en comparación con lo que expresa la filosofía? De acuerdo a lo que nos dice Ramón Xirau, la filosofía trata de explicar qué somos, por qué somos y para qué somos, principalmente. Ello, a través de filósofos inicialmente griegos, los cuales apoyados por el mito y posteriormente comprendidos por el logos trataron y lograron dar en cierta forma, una variedad de explicaciones a lo que es el ser. Pues bien, pensemos, en analogía con esos bailarines plasmados en el escenario, que éstos tratan de remitir a dichos filósofos puesto que a través de la danza recrean el escenario mitológico con la chispa lógica y coordinada del conocimiento, mostrando la esencia meramente pura de la estética. 
                Es así como los bailarines presentan aspectos lúcidos en su ser. Tal pareciere como si nos encontráramos ante la época del resplandor de Grecia y admiráramos a los mismos héroes, listos para ir a la guerra de Troya. Las mismas Penélope y Helena moviéndose de acuerdo al compás de la música que permite una mayor apreciación, puesto que no tendría sentido alguno observar un conjunto de movimientos sincronizados sin un melódico fondo que le diera la proyección requerida ya que como nos menciona Pitágoras, el concepto de la realidad es rítmico y armónico.
Cada detalle tan espectacular, todo nos parece indicar que la coreografía estaba en un sentido amplio de inspiración cuando se ensamblaron los pasos y no se diga la pieza musical Sones de mariachi de Blas Galindo, quien buscó las partituras adecuadas para provocar elocuentes impulsos en los presentes, quienes embelesados, aplauden sin cesar ante magnus pieza presentada y cuyo fin han llegado.
Bien, una vez admirada esta maravillosa faceta del arte, puedo decir que justo como lo marca Karl Jaspers “la filosofía está en todo tiempo”, estuvo allí, atrás del telón mostrándose  “en apotegmas filosóficos corrientes, en convicciones dominantes, como por ejemplo en el lenguaje de los espíritus ilustrados”. Asimismo, de acuerdo a la brevedad del momento, hago mención de Sócrates que marca “la belleza es un reino muy corto”.

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